1 ¿Que es el
miedo?
El miedo es natural, el miedo es un mecanismo
que nos ha permitido sobrevivir como especie porque el miedo nos ha hecho
desarrollar comportamientos para cuidarnos.
Como padres ansiamos evitar a nuestros hijos
cualquier situación de peligro, de malestar, de dolor, de sufrimiento.
El miedo de los padres es algo natural, quien
no quisiera que a los hijos nunca les pasara nada, no sufrieran, no tuviesen
dolor, no tuviesen frío ni calor, que nada los turbe, pero justo ese
sentimiento de deseo hace que les construyamos a nuestros hijos un mundo
ficticio, una burbuja tan frágil como una cascara de huevo, que ellos el día de
mañana nos reprocharan por ser temerosos ante la vida.
La valentía de ser padres nos invita a
permitir los retos para nuestros hijos, les abrimos el camino más no los
llevamos en brazos, los acompañamos más no los limitamos, los animamos y no les
desalentamos.
Los hijos sobreprotegidos se vuelven personas
incapaces de manejar su propia vida.
Tener miedo es normal. Las personas que no
tienen miedo son insensatas. Tener miedo
no significa vivir asustado, ni vivir asustando.
Cuando eres un padre que vive asustado o vives
asustando las consecuencias en los hijos no se hacen esperar.
Sobeproteger a los hijos es una manera de
meterles miedo en el cuerpo. Sobreproteger a los hijos te aporta una falsa
seguridad, una tranquilidad efímera. Te recuerdo que tus hijos son muy pocos
años unos niños y muchos años unos adultos que van a tener que organizar su
vida. Tú decides qué y cómo quieres enseñarles.
Los hijos con padres que viven y educan con
miedo pueden tener diferentes comportamientos en el futuro incluso en el
presente. ¿Que puede pasar?
En mi profesión he tenido la oportunidad de ver
como los jóvenes de padres temerosos de fallar genera ansiedad en los hijos y
pueden llegar a tener comportamientos agresivos e irrespetuosos porque están
confundidos de los mensajes inconsistentes, son jóvenes inseguros con una
coraza de superioridad que se desbarata al menor inconveniente, terminan con
frecuencia siendo rechazados por el medio porque actuan de manera impulsiva y
desobligante, ellos han crecido con la
idea de que todo lo merecen, que todo les pertenece y que a ellos la vida les
debe pleitesía. Porque su mundo ha sido el de todo lo mereces, para que no
sufras.
Otros crecen con la sensación que el mundo es
amenazante, que cualquier cosa tiene la intención de destruirlos, que todo el
mundo los ataca, que no pueden vivir sin alguien que los defienda, porque su
mundo ha sido el de la sobreprotección.
Niños temerosos, niños inhibidos, esperando que
alguien decida por ellos.
Educar con miedo es anular el criterio del
niño, es no dejarle opción, es no darle la oportunidad de que sean ellos mismos
quienes sientan la necesidad de hacer las cosas y por tanto de ser
responsables.
Este régimen provoca la dependencia del
sujeto, quien pierde autonomía.
El temor termina por dañar la autoestima dado que la persona se considera incapaz de afrontar
situaciones de la vida en general.
El miedo, como emoción,
desorganiza y debilita la mente y, como método de sometimiento, inhibe y
provoca timidez e inseguridad.
Esta dinámica genera
escepticismo y desconfianza en el mundo que le rodea.
Se anula el sentimiento de libertad a tal punto que la persona
aterrada desarrollará sus obligaciones y acciones para evitar el daño o
castigo.
Hay que partir de la confianza, en uno mismo y
en el otro.
Cuando das la sensación de confiar en el otro,
cuando sabes que lo que haces lo haces por amor y no por temor, ese sentimiento
fortalece los vínculos y la autoestima.
La confianza fortalece la autonomía, la
seguridad,
Otra forma es cuando los padres educan con
amenazas y reproches, esto aniquila la
voluntad y la personalidad del más pequeño, cuando logras callar las emociones
y los sentimientos haces que ese niño se convierta en un mar muerto, en una
persona que no puede expresar por el temor a perder o a ser herido.
La educación amenazante oprime la idea de ser
alguien valioso.
Mata la confianza y aumenta la depresión y la desesperanza.
Como evitar educar con miedo: Dele el espacio a
los hijos de ser autónomos.
Enseñe y permita que sus hijos expresen sus
emociones.
Incentive la toma de decisiones y permita que
tengan consecuencias de sus actos.
Estimule el encuentro y el desencuentro del
éxitos y el fracaso.
Cuando se educa con sentimiento de culpa el
miedo gana, usted debe permitir que sus hijos vivan la realidad de la vida, si
su trabajo le impide acompañarlo en ciertos momentos no le oculte la verdad,
permitale conocer sus limitaciones y no lo llene de cosas materiales para
hacerle creer que vive en un mundo de fantasía, eso sólo lo hará débil de
carácter.
El educar sin miedo le permite a tus hijos
asumir las consecuencias de sus actos y proyectar las consecuencias de sus
actos en sí mismo y en los demás.