viernes, 7 de diciembre de 2007

Los nubarrones en la educación

LOS NUBARRONES EN LA EDUCACIÓN.
Isabel Cristina Bettín Vallejo
2007-12-04

Creo que muchos de nosotros(as), hemos pasado por las aulas del colegio, la escuela o tal vez el jardín infantil, y si ponemos a prueba nuestros conocimientos matemáticos y sumamos las horas, los días, las semanas, los meses y los años; con sorpresa nos damos cuenta que el promedio varía entre 14 y 16 años con los compañeros, profesores, empleados y directivos que nos han acompañado durante este tiempo dorado para algunos, oscuro para otros y tal vez tormentoso para unos pocos.
¿En que varían los colores de la educación? Son mil factores que nos acompañan, son mil personalidades, son mil historias de vida, cada una de ellas con sus necesidades especiales, sus expectativas de esperanza que a veces se ven estimulados o frustradas por…
Bueno, esto tiene varias tonalidades, como en el atardecer o en las variaciones climáticas, hay tintes de ilusión con tonos celestiales y música de ángeles en los que los profesores encuentran la formula mágica en el encantamiento de la motivación y el compromiso.
Hay otros momentos en que hay un ventarrón de desesperanza y confusión, pero la fuerza de lo divino ilumina lo humano y es cuando ustedes profesores, estimulan en lo positivo, en la fe en sí mismo y a pesar de las dificultades después de muchos ires y venires en las conversaciones, en los libros, en la búsqueda se encuentra una luz de esperanza que ilumina el camino hacia el éxito personal, laboral y social.
Pero no todo puede ser o es felicidad, en estas variaciones hay tormentas y tsunamis que todo lo destruyen con su fuerza, que se ve proyectada en la impotencia real de nuestros profesores cuando se encuentran con seres humanos que van por el mundo de manera diferente, con seres humanos que apenas están creciendo en un mundo de confusión y desesperanza aprendida, que se va aumentando con la falta de asertividad y claridad de los compañeros inocentes y adultos desesperados; esto nos incluye, queridos padres y profesores. A ustedes últimos, les quiero decir ¡CUIDADO! Con lo que dicen de los padres: “esa mamá está loca”, si, si, si y sí, está loca de dolor, de miedo, de confusión porque no ha encontrado el camino y aún no ha perdido la fe. “Ese papá es muy cansón” si, si y sí, nos pide ayuda y espera de los docentes una palabra de aliento, un compromiso sincero, aunque sepa que en sus manos tampoco está la solución.
A ustedes queridos y admirados padres de familia también les digo ¡CUIDADO¡ No todos los profesores tienen la responsabilidad, algunos hacen lo máximo, con la mejor intensión sin el resultado esperado, por esto debemos ser compasivos los unos con los otros y apoyarnos mutuamente.
En conclusión lo único que se espera de un colegio y de sus docentes es: su apoyo a tiempo, la mano extendida con el corazón abierto, un verdadero y profundo acompañamiento a los niños y a sus familias, teniendo en cuenta que una cosa es lo que está escrito en los libros y otra cosa es leer a sus alumnos con ojos de esperanza, amor, servicio y confianza en su ser.

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