“Cada día trae su afán”; dice un dicho popular. Pero en nuestra sociedad convulsionada, en la que los adultos estamos llenos de compromisos sociales, laborales, personales, en las que los días, las horas y los minutos se convierten en momentos fugaces, hemos tenido que aprender de nuestros aciertos y de nuestros errores como los mejores maestros, en ese cosmos están nuestros hijos fruto del amor, aunque algunos podrán discutir diciendo que eso no se puede generalizar porque nuestras vidas y nuestros sentimientos han cambiado, si, pero la esencia de la humanidad “NO”.
Ellos, nuestros hijos así estemos en un siglo XXI nos siguen necesitando como modelo, como ejemplo de valentía, fortaleza, constancia, olvidémonos de las cargas que la sociedad nos genera, encontrémonos con las nuevas formas de relación, hoy hay muchas clases de familias: Madres cabeza de familia, padres solos, cabeza de familia; familias de padres separados, familias de padres solteros, familias de hijos huérfanos y muchos otros que podríamos mencionar.
Hoy especialmente quiero hablar de los hijos de padres separados, durante mi ejercicio profesional dedicada a los niños, he tenido la oportunidad de ver como esas pequeñas criaturas hacen parte de “juegos psicóticos”, (termino empleado por la psicología y la psiquiatría) en la que deben formar parte de una alianza con uno de los padres que genera en ellos la confusión y el caos a la lealtad. Porque ellos hacen parte activa de un conflicto y posterior separación entre sus padres.
¿Cómo se pueden definir esos comportamientos? Me permito nombrar algunas de las reacciones de los niños:
“No te puedo contar porque mi papá me regaña”. “Mi mamá dice que mi papá es malo”
“Mi papá dice que mi mamá es una bruja”. “Mi mamá dice que mi papá es un borracho”. “Si, mi papá o mi mamá saben que pasé rico con uno de los dos se van a poner tristes, porque piensan que ya no los quiero.
“Odio a mi papá.” “Odio a mi mamá”
Estas actitudes frecuentes no tienen la intención por parte del adulto de hacer daño a los niños pero si les genera confusión y mucho dolor de alianza.
Lo que en psicología se ha definido como Síndrome de alineación parental.
¿Que es?
Existe un desvío en el afecto de los hijos hacia sólo uno de los padres, en perjuicio del otro.
El progenitor alienador es a menudo una persona sobre-protectora. Puede cegarse por su rabia o puede estar motivado por un espíritu de venganza, provocado por los celos o por la cólera (GARDNER 2, §14 a 17).
El progenitor alienador se percibe a sí mismo como víctima, tratado injustamente y cruelmente por el otro progenitor, del cual quiere vengarse, haciéndoles creer a sus hijos, que el otro tiene todos los defectos. (LOWENSTEIN 1, §15).
En los niños que son víctimas del Síndrome de Alienación Parental, pueden presentarse los siguientes efectos: depresión crónica, incapacidad de adaptación en un ambiente psicosocial normal, trastornos de identidad y de imagen, desesperación, sentimiento incontrolable de culpabilidad, sentimiento de aislamiento, comportamiento hostil, falta de organización, personalidad esquizofrénica y, en ocasiones, el suicidio. Hay estudios que han mostrado que cuando sean adultas, las víctimas del S.A.P. presentan inclinación por el consumo de alcohol y de drogas, presentando otros síntomas de un profundo malestar (FAMILYCOURTS, §19).
Algunos padres demuestran que en la actualidad nada de estas características las presenta el niño, pero no siempre son predecibles los comportamientos a corto plazo, esto lo debemos tomar como un aviso de prevención, no permitamos que el odio nos enceguezca para en el futuro afrontar y enfrentarnos a unas consecuencias nefastas, no olvidemos, son “nuestros hijos”.
¿Qué se recomienda?
a) Identificar el síndrome.
Antes de diagnosticar el S.A.P. es importante estar seguro de que el progenitor alienado no merezca, de ningún modo, ser rechazado y odiado por haber presentado un comportamiento realmente reprehensible (LAMONTAGNE, p.81).
b) Intentar una mediación.
Los padres deben ser evaluados por separado. Una vez que se haya constatado que ninguno de los padres representa un peligro para sus hijos, el trabajo de mediación puede empezar. Uno de sus efectos será el de evitar la alienación de los hijos por parte de uno de sus padres.
Dificultades que se presentan:
Para el progenitor alienador, tener el control total de sus hijos es una cuestión a vida o muerte. No es capaz de individualizar, de reconocer a sus hijos como seres humanos separados de él (MAJOR, §38 y 39).
Después de analizar el aporte teórico veámonos en la práctica ¿que hacer en realidad? Anteriormente hablábamos del macro y complejo mundo de los niños en el cual intervenimos mucho y muchos, tratemos de hacer una alianza sana, equitativa y realista para él, unamos las fuerzas de los profesores, unámonos a sus amigos, estimulemos la expresión de sus sentimientos, acampanémoslos en sus alegrías y tristezas, estimulemos la comunicación con cada uno de sus padres, es un derecho y un deber que tenemos los seres humanos.
Sólo así podremos mejorar su propio mundo que se proyectará como la luz a través de su sana y fuerte existencia, a ellos les deseo lo mejor y a nosotros los educadores, los padres y amigos la fuerza que nos haga verdaderos sabios.
2006-05-23
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