domingo, 27 de septiembre de 2009

¿COMO CONSTRURIR UN ESPACIO AGRADABLE?



El ser humano está constituido por cuerpo y alma y convive en lo físico y en lo espiritual por eso queremos trabajar desde las dos miradas, con el concepto de la elegancia como la columna vertebral de la personalidad.

En lo físico tendríamos el espacio de la presentación personal, el vestido, en el colegio la cafetería, el patio de recreo el salón de clase, los baños, la sala de profesores y el bus entre otros.

En lo espiritual partiremos de lo emocional desde la personalidad que es lo que precisamente lo que proyectamos de adentro hacia fuera. Lo que somos por dentro es lo que manifestamos por fuera. La elegancia surge siempre como fruto de la delicadeza del espíritu, no es una cualidad esporádica que se de de vez en cuando es una circunstancia determinada. En lo espiritual tendríamos el trato, el glamour, la discreción, la sencillez, la censura interior, los intereses, el vocabulario, la sonrisa, la cortesía, la gratitud etc.

Podríamos entonces definir la elegancia como…

No, la elegancia no la podemos definir porque es intangible, inapreciable, radica eso si en las personas, porque a los objetos no le corresponde en el sentido estricto la cualidad de ser elegantes, sino analógicamente.

La elegancia tiene mucho más que ver con la riqueza interior que con el adorno externo de la ropa y en ocasiones se confunde con la frivolidad.

Expondremos algunas reflexiones y comentarios con el fin de abrir un espacio de reflexión o discusión de formación para tener el propósito de cada día construir un espacio agradable en nuestra vidas y en las de las demás, no se trata que todos estemos de común acuerdo con estas propuestas, se invita a que de manera personal y colectiva generemos un cambio y un nuevo camino de esperanza y de respeto mutuo y personal en nuestra comunidad Giraldina.

Una persona con un pensamiento ordinario y vulgar no puede ser elegante. La elegancia tiene mucho que ver con la riqueza interior y no tanto con el adorno externo. No radica en las formas, sino que estas son mas bien expresión de una virtud interior que las vitaliza y les da sentido. (Bien, belleza, verdad)

El secreto de la elegancia es inaccesible, pero de alguna forma se puede rastrear las huellas que nos llevan a intuir los resortes últimos de donde emergen las ondas expansivas de la elegancia.

Existe una propedéutica, un camino de iniciación, que de algún modo y ya es bastante, nos acerca a ese mundo sublime donde todo está dicho sin decir nada, donde no solamente son las cosas las que importan, sino los sujetos que las poseen.

La acción es fruto de pensar.

Pensamiento elegante.

La elegancia es originalmente una cualidad humana que consiste en elegir ( lo mejor), fruto de la inteligencia y el conocimiento. Lo más importante es el universo interior, todo aquello que estructura nuestro pensamiento y luego exteriorizamos a través de nuestras conversaciones.

Hablamos de lo que pensamos, y pensamos en función de lo que somos (elegantes o vulgares).

Quien no ha adquirido el hábito de la contemplación a través de la reflexión, la lectura y la observación, difícilmente interpretará el silencio en clave creativa,

Sin silencio interior no hay fecundación posible de espíritu y un espíritu pobre, empobrece la realidad.

La elegancia no se improvisa (como un vestido) sino que se adquiere en un largo proceso de opciones personales: de ahí su valor.

Milagro del encanto.

La cultura, la buena educación, el respeto a los demás, el talante democrático, la capacidad de escuchar, la fina sensibilidad, la capacidad creativa, la delicadeza en el trato, la amabilidad, la solidaridad y una serie de inquietudes sociales forma el currículum necesario para que el milagro del encanto se produzca.

Las personas con glamour se caracterizan sobre todo por su capacidad de acogida y por el respeto que muestra ante las opiniones ajenas.

El tono de voz, la mirada, la atención que nos presta, son reflejo inequívoco de ese encanto que anida en su interior.

La elegancia tiene que ver con el silencio, con el saber escuchar.

La queja en muchas ocasiones supone una falta de sencillez por no aceptar (en silencio lo que la vida tiene de sufrimiento).

Nada perfuma tanto el espíritu como la virtud, el paciente, el manso, el dulce, el misericordioso, el magnamismo, el cariñoso, el amable, el afable, el prudente, el discreto, el justo, el respetuoso, el comprensivo, el tolerante, el solidario, el veraz, el alegre, está adornado de cualidades admirables para alimentar la elegancia. Estaríamos fuera de foco si pretendiéramos que todas estas virtudes estuvieran siempre presentes en nosotros, no seríamos humanos si no Dioses, sin embargo nuestra invitación es que tratemos como seres humanos de cultivarlas y alimentarlas con el ejercicio de la voluntad, para construir un espacio agradable.

El espacio de la virtud no es como muchos creen, triste, si no lleno de luz y alegría.

Y se expresa en lo material con:

Colonia, perfume. La cortesía.

Casa sosegada. La sonrisa. Vocabulario La nueva educación.

Decoración

La gratitud

Y en lo espiritual con… Dime tú…

Isabel Cristina Bettín

2007-01-23

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