domingo, 27 de septiembre de 2009

¿AÑO NUEVO?


Desde que la memoria nos acompaña, hemos oído a los mayores decir que los propósitos para el año nuevo son…, o hemos visto a algunos hacer rituales, como darle la vuelta a la cuadra con la maleta, ponerse ropa interior amarilla para la buena suerte, comer 12 uvas a las 12 de la noche para… no se, pero lo hacen y seguro otras cosas más o que no recuerdo o que no conozco.

Pero ¿cual es mi invitación hoy queridos padres y madres de familia, profesores, cuidadores y demás personas que tienen y que tenemos a nuestro cargo el futuro de los niños?

Los propósitos para este nuevo año deben empezar personales, proyectarse familiares y finalmente verse reflejados en cada uno de los miembros de la familia. Con base en esta meta, yo empezaría trabajando el propósito de las, virtudes familiares, en la cual la tarea primordial de los padres es facilitar y estimular el fortalecimiento del carácter que se vivenciado en la toma de decisiones responsables.

Como cada familia es un mundo respetable, podría sugerir manejar con los niños propósitos reales, alcanzables y que ellos mismos compartan. No es lo mismo comprometer que comprometerse, el éxito está en que cada niño sea el que escoja su propósito, enseñar bien a los niños es sacar de ellos lo mejor de sí. Yo podría dar unas ideas generales;

Para empezar, cito un proverbio que dice así: “Las palabras son enanas y los ejemplos son gigantes”.

¿Cuales podrían ser los propósitos a trabajar este año?

El propósito de la obediencia, A mayor responsabilidad mayor libertad, por ejemplo cumplir con el deber de las tareas, antes de ver televisión o jugar xbox, PSP u otros juegos de video, esto trae como consecuencia positiva, jugar más tiempo el fin de semana. “Se gana”.

No se negocia la obediencia ante el tema de la seguridad. Por ejemplo cruzar la calle sin darle la mano al adulto que lo acompaña.

El poder no se pelea, en casa debe haber normas claras como la hora de comer, la hora de acostarse, el horario para hacer tareas o para la recreación, estos espacios deben irse ampliando en la medida que los niños van creciendo.

El propósito de la autodisciplina, terminar todo lo que empieza, los hará grandes en la autodisciplina; es decir, él mismo manda sobre sus deberes y responsabilidades, como lavarse los dientes, empacar su maleta y su lonchera, preparar el uniforme para el día siguiente, él encenderá y apagará la televisión o los juegos de video cumpliendo con los horarios establecidos. (Créanme que suena fantástico y si es posible, requiere de nuestra constancia y exigencia en el acompañamiento)

Ayudar en casa a recoger los juguetes que sacó, recoger la ropa sucia, poner la mesa, llevar los platos a la cocina, esto los hará grandes en colaboración y generosidad para con los otros.

Otro propósito es ahorrar, de cada mesada de la semana tener como costumbre ahorrar el 10% o negociar con ellos la cantidad.

El propósito de la excelencia. Es hacer todas y cada una de los deberes lo mejor que pueda, hacer su mejor esfuerzo. ¿Cómo lo logra? Que intente hasta que lo pueda hacer. Cada error es una nueva oportunidad, vuelve a intentarlo; poner atención cuando alguien le hable; escribir todos los días en la agenda los deberes escolares; elegir lo que sea bueno para él o ella; invitarlo a que haga su propia guía de excelencia.

El propósito de la generosidad, es dar y compartir lo que se tiene. Por ejemplo buscar un juguete en buen estado que se le regale a un niño que lo necesite.

Que busque en su armario la ropa buena que podría regalar, dar algo de los ahorros en la limosna de la misa y otras muchas cosas más.

Para que esto sea posible se necesitan padres que compartan esta invitación, que sean creativos y exigentes, que pongan límites sin temor a ser criticados por sus hijos, que sean copartícipes de su formación y no cómplices de su comodidad y mediocridad. Que les enseñen a defenderse como águilas para no dejar de volar.

Debemos forjar en el corazón de nuestros hijos o chiquitines que estamos formando, los principios y valores que se clavaran como ancla y se iluminarán como estrella.

Vale la pena seguir luchando, el futuro, su futuro hablará con sus acciones.


Isabel Cristina Bettín Vallejo

18 de febrero de 2008

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